domingo, 23 de febrero de 2014

Nimbin: el pueblo más hippie que he conocido

 
Nimbin está a unos 45 min de Byron Bay, y es un destino turístico por razones bien particulares. Es un pueblito pequeñito, el centro es una cuadra larga de locales de comida y artesanías, lleno de colores, signos de la paz y de hojas marihuana. ¿Por qué hojas de marihuana? Porque venden "weed" a la luz del día, a vista y paciencia de todos. Pese a que la marihuana es ilegal en Australia, es un secreto a voces que se puede conseguir la cantidad que quieras en Nimbin. Según lo que leí, la policía se supone que está tomando cartas en el asunto, pero no fue lo que me pareció a mí.


En cuanto llegamos al pueblo, nos bajamos del bus, ciertos personajes se acercaron a ofrecernos. Y no era uno, ni dos. Eran muchos. Había un callejón en particular donde se juntaban todos estos personajes hippies y se hacían las transaccciones, cuidadosamente, pero no en secreto. Frases como "¿buscas algo?", "galletas, galletas", "¿quieres hierba?", se escuchaban a cada rato.

 
Pero aparte de eso, el pueblo tiene su encanto. El hecho de que sea tan hippie lo hace muy turístico (bueno, eso y el hecho de que vendan hierba tan fácilmente xD), y lo hace un destino típico para europeos y gente de todo el mundo. Algo muy pintoresco del pueblo es un museo, cuya entrada es gratis, que está dedicado fiel y exclusivamente a la marihuana. Es muy loco, quien hizo ese museo debió haber estado en su viaje más alto, pues se percibe un aire sicodélico en la combianción de colores, las figuras, pinturas, y los mensajes que ahí se muestran.

En resumen, Nimbin es un lugar que debe estar en la lista de viajeros si se piensa ir a Byron Bay, es un lugar diferente, interesante, y curioso que se debe visitar.

jueves, 20 de febrero de 2014

Primera reseña: Byron Bay

Qué ganas me dieron el otro día de contar lo que había visto en uno de mis últimos viajes. Es lo que me motivó a revivir esto. He decidido que voy a ocupar este espacio para escribir sobre los lugares que he visitado, pues la idea de tener un diario no me agradó mucho. Supongo que ya tuve muchos diarios antes, de esos que no quieres volver a leer porque lo único que causan es una mezcla de sentimientos agridulces para nada placentera. Así que, aprovechando que estoy acá, conociendo otra cultura y nuevos lugares, escribiré sobre mis impresiones, por si alguna vez a alguien le interesa turistear, o por último, para que en diez años más, cuando ya no esté aquí y mi vida australiana no sea más que un recuerdo, pueda yo misma sonreir mientras revivo mis paseos a través de estas letras.

Byron Bay

Supe de Byron Bay por primera vez cuando Felipe me contaba de su venida a Australia en el 2007. Nunca olvidé ese lugar pues me hice una imagen bastante gráfica de acuerdo a las historias de Felipe (de ellas lo que más me quedó fue la figura de una mujer, de brazos abiertos y vestido blanco, dando vueltas en la arena, ja). Cuando llegué a Brisbane el año pasado, escuché de nuevo de Byron Bay, e incluso hicimos un plan con unos amigos para ir (dos veces, con distintos amigos), pero nunca funcionó. Finalmente ahora pude ir, con Felipe -que feliz se repitió el plato siete años después- y pucha que lo disfruté. 

Yo diría que BB es un pueblo, o tal vez una ciudad chica con aires de pueblo. En cuanto a onda me recordó a Pichilemu (para quienes hayan ido) pero mil veces mejorado. El centro es pequeñito pero lleno de comercio: locales de comida, artesanía por montón, tiendas de ropa, y todos los otros locales con los que un pueblo-ciudad debe contar. Había mucha gente (supongo que por la fecha), estaba lleno de europeos y, cosa curiosa, muy pocos asiáticos (¡milagro!). En la noche los restaurantes llenos, siguiendo fielmente la cultura Aussie de salir a comer casi todos los días, y los "lolos" en las calles, buscando pubs, discos, y tomando en un parque al frente de la playa principal. Me llamó mucho la atención que nunca vi un solo policía, y que pese a que en todas partes habían letreros que prohibían el consumo de alcohol en los parques, nadie, absolutamente nadie lo respetaba. En el mismo parquecito que mencioné, era cosa de todas las noches ver grupos de jóvenes con mucho alcohol, haciendo sus BBQs en los hornos eléctricos, en la playa, a vista y paciencia de todos. Nadie se escondía, nadie se inmutaba. Lo que sí, a las 11 u 11:30pm se iban de a poco, y a medianoche ya sólo quedaban unas cuantas parejas mirando en calma el mar. Como toda ciudad aussie, todo limpio, pues todos se encargabam de botar las botellas, latas y restos de comida donde se debe. Supongo que por eso no habían policías, porque por lo que pude ver, los chicos carreteaban pacíficamente, sin peleas ni borrachos molestando a la gente, y responsablemente dejaban todo limpio. Otra razón de porqué me gusta tanto la cultura australiana.



La playa. Hermosa. Arenas blancas, agua tibia, la típica playa de los surfistas, donde además se divisan delfines, tortugas, rayas gigantes, y pececitos de colores cerca de las rocas.

Lo negativo de no andar en auto es que siempre tenemos que caminar mucho para llegar a todos lados, lo que nos deja muertos al final del día. Pero la ventaja que personalmente amo, es que vemos lugares que no todos ven, y que por supuesto, nunca veríamos si fuéramos en auto. Recorrimos varios kilómetros caminando por la playa. Nos metimos a unas rocas, hicimos peripecias subiendo, bajando, y saltando por el agua. Fue lindo, nos encontramos con miradores, playas solitarias, rocas, y uno que otro turista solitario, hasta que llegamos a otra playa que nos llevaba al camino del famoso faro. Entre los lugares curiosos estaba el punto terrestre más al este de Australia, es decir, la puntita más este del país donde uno puede estar parado. 


El faro era lindo, claro, pero lo más lindo era el paisaje que lo rodeaba. Tuvimos la suerte de poder entrar con un guía que nos contaba su historia, y llegamos hasta la cima y pudimos deleitarnos con parajes de cuentos de hada (en serio, de cuentos).
Para volver seguimos caminando - a todo esto, muertos de calor, habían un poco más de 30 grados - a traavés de un sendero en medio de un bosque. Más naturaleza. Y como es típico de Australia, mucha gente trotando y haciendo ejercicios en los senderos. Mientras nosotros no dábamos más de cansancio y calor, ellos pasaban firmes y energéticos por nuestro lado, hasta que los perdíamos de vista (creo firmemente que Australia es el país del ejercicio :p). 



En resumen, BB es un pueblo al cual encantada iría de nuevo. El centro es entretenido, para personas de cualquier edad, lleno de vida y de cosas lindas que mirar. Las playas son divinas, la travesía del faro vale la pena completamente, y los paisajes son maravillosos. Tanto nos gustó que decidimos quedarnos un día más. La otra parte del viaje fue a Nimbin, pero la contaré en otra entrada porque ya me está dando sueño.

Mientras más conozco, más me gusta este lugar... lo malo es que está tan lejos de los que amo... :(
Bye bye.