domingo, 17 de febrero de 2013

Impresiones de casi un mes

Todo es tan distinto aquí. Es como yo pensaba, es otro mundo. La gente, las calles, los animales, el clima... todo es diferente. Aún así, a veces me olvido que estoy acá, pues ya casi lo siento familiar. No... no familiar, porque no pertenezco aquí. Pero lo siento cómodo, me agrada. Aunque debo reconocer que estas semanas han sido como vacaciones. Me he dedicado a pasear, a conocer, a flojear.

Uno de mis paseos recurrentes ha sido conocer Brisbane, la ciudad. La "city", como le llaman, tiene muchos malls, negocios, bancos, oficinas, y mucha mucha gente que sólo va a comprar. Es bonita, siempre limpia y ordenada. Me he fijado que los autos no contaminan, no hay humo ni de autos particulares ni de buses. Además, en la "city" está prohibido fumar en la mayoría de los lugares, y pucha que es agradable! No hay humo, no hay colillas de cigarro en el piso, nada. Lo malo es que en Australia todo cierra temprano, a las 5:30 ya está todo cerrado, con excepción de los supermercados que cierran a las 9 durante la semana y los fines de semana a las 5. Eso es porque todo acá abre más temprano, probablemente porque acá amanece a las 4:30 - 5 am. Hasta los carretes empiezan temprano! A las 7 de la tarde (ya de noche) se ven mujeres arregladitas como para ir a una fiesta de gala. Todas con vestidos cortos, brillantes y apretados, tacos altos y mucho maquillaje. Los hombres se visten normal, igual que en Chile, pero las mujeres... es de locos. Con una amiga tenemos pensado comprarnos un vestidito corto para ir a algún pub alguna vez, no podemos desentonar, jaja. Hemos intentado entrar, pero las dos veces que quisimos, alguno del grupo no andaba con ID, y sin identificación no dejan entrar a nadie, súper estricto. Como empiezan temprano las fiestas, también terminan temprano: a las 3 am cierran todos los clubes nocturnos. Los Aussies son muy locos, hemos visto jóvenes a las 10 de la noche bajarse del tren haciéndo escándalo, gritando, subiéndose a los asientos, etc... emocionados en dirección al carrete. Se nota que son chiquillos no más eso sí, recién entrando a la U. En fin, la city tiene sus atractivos, a mí me gusta ir para allá. Y de noche... es hermosa.

Un paseo bastante lindo fue el de anoche, cuando fuimos a la city y atravesamos el puente. Vimos la ciudad iluminada de muchos ángulos, los puentes de colores, todo muy, muy hermoso. Llegamos hasta la playa artificial, tipo 9 pm, y encontramos a gente bañándose... qué ganas de haber llevado traje de baño! Habían muchas familias y turistas paseando, y nosotros, sacándonos fotos como enfermos, ajajaj. Fuimos también a un museo, a la playa, a un santuario de koalas, a un parque de diversiones... y aún tenemos varios destinos más agendados.






Eso respecto a la city, que es en realidad la parte más chica de Brisbane. Lo grande son los suburbios, que son sectores aledaños a la city en donde vive la gente, y son demasiado tranquilos, tanto que me llega a molestar. No anda ni un alma, nunca. Ni un perro (obvio, aquí no hay perros callejeros). No hay luz! O sea, si hay, pero poca...las calles de los suburbios son muy oscuras. Cuando vengo de vuelta de mis paseos me bajo en la estación de trenes más cercana y me vengo caminando a mi casa (10 min a paso rápido), y me vengo horrorizada porque las calles son muy oscuras (aparte que aquí oscurece a las 7 pm) y no anda nadie, pero nadie, nadie. Pero, para ser sincera, lo que más me asusta son los animales. Ya les perdí el miedo a los possum, pues pude ver uno de cerca y son muy tiernuchitos. A lo que realmente les tengo miedo son a los flying foxes - un tipo de murciélagos polinizadores que en Australia son protegidos por ley - porque está lleno de esos bichos! Vuelan de noche de árbol en árbol y hacen ruidos horribles! También está lleno de ranas, lagartijas, pavos, y arañas. Y en la noche todos los animales hacen ruido. Agh, espero acostumbrarme pronto.

Me gusta este lugar. Me gusta que todo ande tan bien, que todo sea limpio, ordenado, bonito. Hay muchos parques, algunos MUY producidos, simplemente bellos. Lo único malo, que en realidad es malo para los chilenos, es lo caro que es todo. Una galleta vale 5 dólares. Una. Un barquillo, 8 dólares. Para nosotros, es horrible. La calidad de vida acá es muy alta, pese a que he visto vagabundos durmiendo de noche en la city, los pobres de acá no son pobres como en Chile. Siendo pobre se vive bien, no con muchos lujos ni gustitos, pero se vive dignamente. Esa y tantas otras cosas son las que admiro de este lugar. De la educación aún no me he instruído tanto, espero empezar mis clases formales para ello. Pero lo que he conocido me ha encantado. En unas cuantas semanas, después de empezar mi máster, contaré más acerca de la U, que es otro mundo nuevo dentro del que acabo de describir.